La Vela (2ª parte)
El pelo revuelto y un remolino que no quiere deshacerse. Pablo, envuelto en una toalla intenta darle forma. La barba de la mañana. Los ojos pesados. La ilusión… ha debido quedar en el desagüe, con el sudor inútil de la noche y una paja rutinaria.
Unas revistas húmedas cerca del retrete. Sobre el lavabo restos de espuma. Una mujer se despide en el dormitorio. Pablo se excusa para no despedirse. Ella tiene prisa. Sin más explicaciones, comienza un nuevo día.
La maleta, la gabardina y el paraguas. Tres meses en una lluvia incesante. Esquivar unos charcos más y volver a la rutina. Un timbre, dos, tres, veinte. Por fin una venta. Hoy ha tenido un buen día. Arranca el coche, enciende la calefacción. Saca de su envoltorio un bocadillo. Un par de mordiscos y acercará las manos a la calefacción. Termina el almuerzo. Diez timbres más y volverá a casa.
Ya es de noche. Del brazo cuelga su paraguas. Ha parado de llover. Una bolsa en su otra mano: la cena en cajas de cartón y plástico. Las llaves en el fondo de la gabardina. Resbalan de sus manos. Caen en un charco frente al portal. Entra en casa. Enciende la calefacción. Prepara una bandeja. Se cambia de ropa. Enciende la tele. Escucha el contestador: su madre, Pedro y la mujer de la noche anterior: se dejó una pulsera, pasará a recogerla.
Coloca su cena sobre una bandeja. Sin perder de vista el televisor engulle su manjar precocinado. El timbre. Sorpresa. No es más que la vecina por sal. Una mujer castigada por los embarazos. Un niño pequeño le sigue preguntando por la cena. El griterío de los otros tres. Un dulce y a la cama. Mala programación. Tratará de leer. Los de arriba vuelven a discutir. Y en su dormitorio la televisión de los abuelos no le deja dormir.
......................................................................E.Böhm.
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