Bello vestido solitario (Parte 1)

Érase una vez un bello y extraño vestido. Su eclecticismo discordante junto a un anacronismo armónico provenía de un lugar desconocido. Sus tejidos eran naturales, delicados, fáciles de arrugar pero enormemente resistentes.
El color esmeralda del terciopelo francés entremezclado con un verde amarillento, similar al de las uvas maduras y el sólido hilo de oro que ajustaba un dibujo asimétrico, casi perfecto, producía una fascinación mágica cuando la mirada pretendía recorrer sus recovecos. No era como el sencillo, práctico y sexy vestido rojo que atraía las miradas del público general, centrado en el escaparate. Tampoco estaba ahí para ellos. En realidad, nadie sabía muy bien por qué estaba allí. Lánguido, poco y mal iluminado, en una esquina del escaparate y sin precio. Parecía que llevase allí mucho tiempo, antes incluso de la apertura de la tienda...